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El origen del universo según los aztecas

Imagen El origen del universo según los aztecas  5 soles para 5 humanidades 5 soles para 5 humanidades

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Autor: Angel Luis Morales
Sol i Lluna
14/06/2022
Astrología

Según la mitología azteca antes de nuestro sol, que es el quinto, existieron otros cuatro. Para los aztecas vivimos, por tanto, en la quinta era, o quinta creación.

Para los aztecas el concepto de sacrificio era algo así como poner al servicio de los demás la esencia del yo soy, forzando en una línea de acción su poder para que surgiera la creación correspondiente. Por tanto el primer y más importante sacrificio, sin el que no existiría nada, era el del dios creador. 

Según los aztecas el creador de todo fue el dios Ometecuhlti que, junto a su esposa Omecihuatl, creó la vida sobre la tierra. Esa pareja cósmica, dio a luz a los cuatro dioses que más tarde crearían cada uno de los soles y estos a su vez a mas de 1600 divinidades. La leyenda mexica señalaba que cada uno de esos dioses luchaba por la supremacía en el mundo, empleando cada uno su propia fuerza: tierra, fuego, viento o agua. Mientras esas fuerzas se mantuvieran en equilibrio, el mundo estaba en orden y podía existir la era de un sol; sin embargo, si se producía un desequilibrio cósmico, ese sol ,con los humanos desaparecería.

El primero de esos cinco soles fue el creado por el dios Tezcatlipoca, que era el dios de la Tierra. Pero, su creación necesitaba más de lo que pudo conseguir, pues sólo logró crear medio sol. Los seres humanos aparecieron en forma de gigantes que sobrevivían solamente con bellotas y piñones. A consecuencia de esta alimentación, los humanos se expandieron poco y eran torpes. En un momento determinado de esa era, los jaguares surgieron de las aguas y consumieron el medio sol existente y, ayudados por la oscuridad, fueron destruyendo todo y asesinando a los seres humanos gigantes.

El segundo de esos soles fue creación del dios Quetzalcoatl, dios del Viento. Bajo este sol, los humanos se alimentaron con semillas de árboles, frutas. Esa alimentación también resultaría insuficiente para fortalecer a los seres humanos, que debían sobrevivir a fuertes vientos. Los tremendos huracanes en ocasiones arrojaban a los seres humanos lejos, expandiendo la humanidad. Algunos humanos lograron sobrevivir al ser capaces de transformarse en monos.

Tlaloc, que era el dios de la Lluvia en la mitología azteca, creó el tercer sol. Durante la era del tercer sol, los seres humanos vivían de cereales que aprendieron a cultivar. En este mundo, fueron los tremendos volcanes los que provocaron las desgracias; sin embargo, algunos hombres sobrevivieron al convertirse en pájaros.

Chalchiuhtlique, la diosa del Agua azteca, fue la encargada de la creación del cuarto sol. Los seres humanos de esta creación también sobrevivieron gracias a las semillas que plantaban, pero no resultó posible cuando tuvieron que enfrentarse a enormes inundaciones, de las que sobrevivieron  convirtiéndose en peces.

Todas las creaciones anteriores habían sido destruidas por sendas catástrofes, y con ellas habían desaparecido los soles, las tierras y los seres humanos de cada una de esas eras. Entonces los dioses sabían que la existencia del quinto sol solamente sería posible con el sacrificio de otro dios. Finalmente fueron sacrificados los dioses Nanahuatl y Teucciztecatl. Nanahuatl se transformó en un sol resplandeciente, que ninguno de los dioses podía mirar directamente, mientras que su compañero se convirtió en la luna. El resto de los dioses se percató de que Nanahuatl no se iluminaria hasta que no recibiese alimento necesario, es decir: los corazones para comer y la sangre para beber, de otros dioses sacrificados. Todas esas divinidades, las 1.600, decidieron sacrificarse para dar alimento a este quinto sol, tras lo cual Nanahuatl, se alzó desde el este. 

En la tradición de los mayas, que viven en regiones mexicanas y guatemaltecas, el sexto Sol fue el que trajo el retorno del héroe cultural, rey y dios Kukulk’an (la Serpiente Emplumada). Cuando los conquistadores españoles llegaron a Yucatán el 27 de febrero de 1520, los nativos, pensando que eran sus dioses -quienes habían regresado (como les habían prometido)-  confundidos los adoraron y dejaron el paso libre al sometimiento y pérdida de identidad.

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